domingo, 27 de junio de 2010

Windows 98


Antes del fax del modem y el email
la vergüenza era solo artesanal
la mecha se encendía como un fósforo
y uno escribía cartas como bulas

Antes los besos iban a tu boca
hoy obedecen a una tecla send
mi corazón se acurruca en tu software
y el mouse sale a buscar el disparate

Cuando me enamoraba de una Venus
nis sentimientos no eran informáticos
pero ahora debo pedir permiso
hasta para escribir con el news gothic

Te urjo amor que cambies de formato
prefiero escribirte en times new roman
mas nada es comparable a aquel desnudo
que era tu signo en tiempos de la remington

Mario Benedetti.

martes, 22 de junio de 2010

La hora del mundial


Nuevamente, los ojos del mundo están puestos en el Campeonato Mundial de Futbol. Y nuevamente, nosotros somos testigos lejanos que lo miran por televisión con la esperanza de algún día, alentar a nuestros propios colores.
Pero hay un problema en nuestro país, que es el de los horarios. Hace tiempo que no tenemos un mundial que se transmita a una hora decente por aquí. Aunque el caso no es tan grave como cuando el mundial se realizó en Corea y Japón, cuando los partidos eran literalmente en plena madrugada, las 7 horas de diferencia con Sudáfrica siguen siendo un problema para levantarse a las 6 de la mañana y ver un partido, o estar atento en el trabajo en la mañana cuando alguien pone el radio en la oficina a las 9 de la mañana, o tener que ir corriendo al restaurante que tiene televisor y llegar temprano antes de que se acaben las mesas para ver el partido de la 1:30 pm.
Esto implica un cambio de costumbres y ciertos arreglos cotidianos:
- Señorita Secretaria, no se olvide que hoy tenemos reunión de directorio a las 9. Prepare la sala de reuniones.
- Muy bien, Señor Gerente, instalaré el equipo multimedia.
- ¿El multimedia? ¡No! ¡Instale el televisor!


Los trabajadores de a pie también adaptan su programación:
- ¡Compañeros trabajadores! El glorioso sindicato en pie de lucha ha decidido postergar el paro de 24 horas hasta el jueves, en que no hay un partido interesante. Y la marcha de protesta se hará a las 11, en que no hay partido...

Los fines de semana son un poco más raros. Ya que a nadie se le ocurre ir con los amigos a un bar a ver el partido a la hora del desayuno o a la hora del almuerzo, Lo que supone una pérdida importante para casinos, bares y semejantes, que solo funcionan durante uno de los tres partidos diarios. Y las reuniones en casa de los amigos también son complicadas de organizar.
- ¡Pucho, ábreme la puerta! ¡Somos tu mancha!
- ¿Qué hacen aquí a estas horas?
- ¿Cómo que qué hacemos? ¡Habíamos quedado de ver el partido en tu casa!
- ¡Yo les había dicho el partido de la una y media, no el de las 6 de la mañana!


Y Pucho tiene que terminar de despertarse y atender a los amigos. El menú servido durante el partido, que debería ser de papitas fritas, pop corn y cerveza, tiene que ser reemplazado por café y sanguches.
Para el que no se ha interesado en ese partido, las cosas tampoco son mucho mejores. Nunca falta algún vecino que molesta por el ruido.
- Vecino, pare la bulla un rato que ayer he estado trabajando hasta tarde y necesito dormir.
- Lo siento, vecino ¿Puse muy alto el volumen?
- El televisor no es lo que me fastidia... ¡Es la vuvuzuela de su hijo la que me tiene loco!

En el partido de la una y media, las cosas no van mejor para el dueño de la casa. Por alguna razón, todo el mundo tiene la misma idea de pedir comida a la pollería o de desempolvar la parrilla para los amigos. La pollería informa que el pedido tardará dos horas, debido a la alta demanda de los hinchas, y ¡Pobre de aquel que tiene que cuidar la parrilla! Estará condenado a perderse todos los goles mientras vigila que se prenda y que la carne no se queme, mientras los amigos reclaman al mismo tiempo su presencia y la porción de carne que les corresponde.
- Oye, esta carne está medio quemada y le falta condimento…
- Es el sabor de la derrota…


Durante un mes, el mundo tendrá forma de pelota…

jueves, 17 de junio de 2010

Carta de un padre a su hijo


Querido hijito,

Ante todo quiero disculparme por tenerte olvidado tanto tiempo. No es que no haya querido ocuparme de ti antes, pero es que la ruptura con tu mamá fue muy fuerte y ella no me avisó que nuestra ultima ida al cine vino con algo más que entradas gratis. Además, la burocracia del imperio está muy lenta, y los cheques de pensión se demoran una eternidad para tramitarse.

Pero, en fin, ya nos conocemos. Y aunque nuestro primer encuentro, no acabó muy bien que digamos, por culpa del viejo loco ese, que te ha metido en la cabeza esas ideas de que no te quiero y que no soy tu verdadero padre, quiero decirte que estoy dispuesto a hacerme una prueba de ADN o de midiclorianos, que es la que se estila para la gente como nosotros.

Como prueba de que sí te quiero y me intereso por ti, te invito a visitarme el día que quieras. Me han apartado un depa de soltero para ti en la Estrella de la Muerte, que aquí entre nos, me está quedando muy bonita, y que la tengo estacionada en la luna de Endor, esperando por ti. Además, le he hablado muy bien de ti a mi jefe, que es el más más de todo el imperio, y está deseoso de darte un puesto en la división de Dominación Galáctica, que es donde yo trabajo. El ya ha visto que eres un chico con grandes aspiraciones y con ganas de cambiar el mundo, y eso es lo que necesitamos en nuestra empresa. Créeme que conmigo podrás hacer grandes cosas, se asciende muy rápido y la paga no es mala tampoco, sobre todo si tienes el apoyo de un padre en las grandes esferas.
Si es que acaso quieres comenzar en una empresa pequeña, y para que no te acusen de usar el parentesco para progresar, te puedo recomendar con algunos de nuestros clientes. Hay un gordito Jabba que tiene un negocio allá por tu casa, y que te puede dar empleo cuando quieras. Como ves, yo te puedo ayudar a avanzar y a prosperar.

Para que veas lo mucho que me importas, estoy dispuesto a perdonarte esa bromita de enviarme un dispositivo termonuclear dentro de una tarjeta por el día del padre, porque yo sé que son las malas juntas las que te hacen hacer estas cosas. Esa pandilla con la que me dicen que andas no es buena para ti. Mantente alejado de esa tal Leia, yo sé lo que te digo. Esas ansias de rebelión son una fase por la que pasan todos los hijos contra sus padres, y las perdono porque yo sé lo que es la juventud en estos días. Yo también hice cosas de esas cuando era joven, ya te contaré cuando vengas.

Lo que si no puedo permitir es que andes por ahí diciendo que yo soy el malo de la película, que no tengo el valor de dar la cara (en realidad no doy la cara por nadie, pero eso es otra historia) y cosas como esas. Soy una persona mayor que tú y merezco respeto. Y sobre todo, lo tengo que repetir para que no lo olvides: YO SOY TU PADRE.

Saludos y muchos cariños,

Tu papi Darth.

domingo, 13 de junio de 2010

viernes, 11 de junio de 2010

Simetría cósmica



Normalmente, cada post que aparece aquí lo escribo de un tirón, sin demasiadas correcciones ni añadiduras. El resto, los posts inconclusos y en maduración, los archivo en mi cerebro hasta que se desarrollen lo suficiente como para salir. La regla es: si después de un tiempo no lo recuerdo, es que no merecía ser escrito.

De esta manera, tengo varios posts rondando como polillas alrededor de mi cerebro, en diversos estados de gestación. Uno de ellos (ya no tiene caso indicar de qué se trataba) había ya pasado el estado larvario, y estaba a punto de salir uno de estos días a través de mi teclado, cuando, lo encontré publicado en un blog al que llegué por casualidad. Y debo reconocer que, aunque se trataba de esencialmente el mismo post que yo pensaba escribir, estaba hecho con más gracia y talento. Caballero, pues.

Ahora sí que me pongo a pensar: ¿Fue casualidad? Ni siquiera era sobre un tema de moda, de esos que se ven repetidos al infinito en la blogósfera. ¿Es una de esas sincronías divinas como la que ocurrió con Newton y Leibniz que descubrieron cada uno y por su cuenta, las bases del cálculo infinitesimal?

Revisando el fondo de la base de datos que almaceno en mi cerebro, recuerdo que la idea del post en mención surgió a través de una conversación hace años. ¿Algún conocido en común le habló al dueño del post publicado sobre el tema? ¿Me oyó alguna vez mencionarlo, las veces en que yo mismo hablaba del tema? ¿Alguna onda cósmica llevó mi pensamiento hasta su cerebro? ¿Habrá sido al revés y soy yo el plagiario involuntario?

Nota mental: Debo poner password a mis pensamientos.

lunes, 7 de junio de 2010

Respuesta a un aviso clasificado

En una ventana de un negocio, apareció uno de esos avisos dando cuenta de la pérdida de un perro, que rezaba más o menos así:

ME PERDI

Me llamo "Pin Pin" y soy un perro de 5 añitos, travieso y juguetón. El día viernes me escapé de mi dueña persiguiendo a una mariposa y me perdí. Ahora quiero regresar a mi casa. Extraño mucho a mi dueña y necesito las medicinas que ella me da, porque estoy enfermito. A quien me reúna nuevamente con mi familia daré una generosa gratificación.
Llamar al teléfono XXX.

Al otro día, bajo ese aviso, apareció otro, como respuesta al anterior, que decía:

NO ME PERDI, ME ESCAPÉ

Yo soy "Pin Pin", y he vivido 5 años encerrado en un departamento con una vieja insoportable. El día viernes, aprovechando una de las raras ocasiones en que mi dueña me dejó salir, le mordí la mano y me fui corriendo sin mirar hacia atrás. No pienso regresar jamás. Ahora vivo una vida feliz y libre con los demás perros del barrio. Estoy más sano que nunca, lejos de esas medicinas que mi dueña me hacía tomar para calmar sus propias ansias de atención y disimular su propia hipocondria. Si alguien me encuentra, olvídese de recibir una gratificación, esa vieja es tacaña como el diablo y le debe a todo el mundo.
Pd. Mi nombre ya no es “Pin Pin”. Ahora es “Matarife”.

Este post lo he escrito, en tiempo record, para el concurso de microcuentos "Concurso de relatos sobre anuncios clasificados de tablondeanuncios.com". Espero comentarios y que alguien me desee suerte.

ACTUALIZACIÓN: Hoy me enteré de que este relato fue uno de los finalistas en el concurso de microcuentos. Agradeceré entonces a los que han hallado mérito en mi cuentito, y a los que lo han leído, que se hayan entretenido un minuto, tal como yo me entretengo escribiendo.

viernes, 4 de junio de 2010

El hombre feliz

Había una vez un hombre feliz. No tenía grandes riquezas, pero tampoco era pobre. Digamos que pasaba sin apuros por la vida, y tenía además la rara cualidad de no desear nada más de lo que tenía. Tenía una bonita familia a la cual quería y por la cual era querido. Tal vez por eso prefería estar en su casa en vez de salir con los amigos y compañeros de trabajo. La principal razón era más bien que solamente en su casa podía dar rienda suelta a su felicidad.
Es que nuestro hombre problemas a causa de su felicidad. Al salir por la mañana, saludaba a su vecino con un alegre ¡Buenos Días!, para recibir como respuesta un ácido ¿Cuál buenos días, no ves el día de cuernos que ha amanecido? Otro de sus vecinos pensaba que la sonrisa que llevaba al saludar era una burla, y le contestaba con improperios.
Al llegar a su trabajo, trataba de mantener su sonrisa en medio de las quejas de sus compañeros de trabajo, quienes confundían su felicidad con tontería, y le delegaban los trabajos más pesados. En una ocasión, uno de sus superiores le encaró directamente su rostro risueño.
-       ¿Tú que te crees, que te estás riendo? ¿Acaso tu trabajo es una burla?
-       Es que soy feliz…
-       ¿Y quién te crees? ¿Acaso no sabes que en este país no se puede ser feliz? ¡Esta es una empresa seria, y no se puede andar por aquí riéndose de todo el mundo!
Así, pues, nuestro hombre meditaba sobre si sería posible mudarse a algún lugar donde le permitieran ser feliz, y no ver las caras amargas de quienes no soportaban ver a un hombre feliz. Pero los recuerdos de los pocos viajes que había hecho le habían mostrado a gente tan infeliz como la que lo rodeaba, con la diferencia de que algunos fingían ser felices con la esperanza de hacerle gastar el dinero que traía.
Su esposa era también feliz, al menos cuando estaba con su esposo. Pero también tenía problemas al alternar con la demás gente. Sus amigas se horrorizaban ante alguien que decía ser feliz a pesar de no tener una casa inmensa en la playa, ni auto último modelo, de no tener un televisor gigante con pantalla plana, ni de irse de vacaciones a Miami cada año.
De tanto escuchar a los conocidos sobre las posibilidades infinitas de felicidad que daban los bienes lujosos e inútiles, llegó el momento en que empezó a creer que era infeliz, y una infeliz tarde, se lo contó a su esposo.
Nuestro hombre feliz no deseaba otra cosa que sus posesiones actuales y su familia, y de pronto se sintió solo en su felicidad. Todas las críticas a su felicidad, todas las caras ceñudas al verlo, toda la envidia mal disimulada por todo el mundo, hizo al fin efecto.
Al día siguiente lo encontraron muerto. En su mano se encontró una nota: “No soportaba ser la única persona feliz en el mundo”.
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