sábado, 28 de febrero de 2009

El tonto Clark Kent


Cuando termina su heroica labor de salvar al mundo, Superman regresa y vuelve a ser Clark Kent. Y aunque los comics no lo digan, así se siente más feliz. Así no tiene responsabilidades, puede equivocarse sin temor a que por ello sea el fin del mundo tal como lo conocemos, y disfrutar del placer de ser, por fin un tonto.
En su trabajo, pasa por torpe y tímido. Y se divierte mucho al ver que todos lo tratan como tal. Es que le gustaría ser siempre así, el tonto a quien nadie aprecia en su justo valor, pero que tiene la simpatía de todos los que lo rodean.
Al llegar a su casa, enciende la televisión y resiste la tentación de ponerse a ver los noticieros, no sea que haya algún desastre que lo haga salir volando en su hora de descanso. Es mejor ver “Friends” y olvidarse del mundo y sus problemas. Otros, después del trabajo van a jugar póquer con los amigos, van al cine o se dedican a cualquier otro hobby. En cambio, el bueno de Clark tiene que enfundarse en sus mallas y salir a ver qué puede hacer por el mundo, y cuando no haya nada que hacer, aunque sea bajará a un gatito de un árbol para matar el rato.
Ya que será Clark por un rato más, aprovecha para llamar a Ma Kent y conversar un buen rato. A ella la quiere más que a sus verdaderos padres, los kryptonianos, que siempre le están diciendo qué hacer desde sus voces grabadas y recordándole que debe hacer honor a su herencia. Mejor es la madre que lo cuidó desde pequeño. Le cuenta lo emocionante que ha sido hoy el trabajo en el periódico. No le menciona nada de su otro trabajo, el de salvar al mundo, porque para ella es solamente Clark. El otro es solamente un disfraz ridículo que se pone para despistar a la gente.
¿No sería bonito ser Clark Kent todo el tiempo? Al fin y al cabo, Clark no tiene enemigos, ni la gente le pregunta qué diablos estaba haciendo cuando lo del vuelo 815 de Oceanic Air.
Es que en realidad él es Clark Kent, que a solas se ríe a carcajadas de Lex Luthor, tan inteligente él, que no se da cuenta de que tiene que esconder su acento de Kansas para que no lo reconozca, y que cuando va a detener la última máquina infernal lo hace mascando chicle de menta para que no se le note el aliento de los pasteles de queso que le envía su mamá.

¿Acaso Superman, con todos sus poderes, puede igualar a Clark cuando sazona una parrilla en su granja? Si Superman obtiene la gratitud de la gente a bordo del tren que salvó punto de descarrilar, Clark puede ver los rostros de agradecimiento de sus caballos al llevarles paja fresca.

Que Superman ocupe páginas en otros blogs. Aquí nos quedamos con el tonto de Clark Kent.

PD. El dibujo de Clark disfrutando de su periódico es cortesía del blog El Libro del Destino, al que agradezco la deferencia de permitirme usarlo

domingo, 22 de febrero de 2009

5 Episodios tontos


Episodio 1.
Conversando con un amigo, le pedí información sobre alguien con quien tendría que trabajar en un proyecto:
- Ahhh, sii, claro que lo conozco, tiene un carácter bien especial el pata… Es… ¿Cómo te explico? Mira, ¡Es un hijo de pu.., en el buen sentido de la palabra!

Admito que la respuesta me descuadró totalmente ¿Qué quería decir con eso? ¿Era una crítica o una alabanza? ¿Es bueno o malo? ¿Qué pasó ahí? ¿Se puede ser un hijo de pu.. en el buen sentido de la palabra?
A pesar de mis pedidos de aclaración, no pudo o no quiso mi amigo darme más detalles. Si alguien conoce que es lo que me quiso decir, anote la respuesta en los comentarios. Se agradecerá.

Episodio 2.
- ¿Cuál es tu historia de amor?
- ¿Por qué las mujeres creen que siempre debe haber una historia de amor? No todos tienen una “historia”. Lo que pasa es que las mujeres piensan siempre que la suya debe ser un cuento de hadas, y los hombres la ven más bien como la narración de un encuentro deportivo. En el choque, se producen todo tipo de subproductos. Algunas, ciertamente, son historias, pero muchas de ellas no pasan de la simple anécdota.
- Entonces…
- Tenemos algunas que, es cierto, son historias, e incluso hay las que se convierten en cantares de gesta, en epopeyas, romances épicos… También tenemos los poemas de verso alejandrino, o las décimas costumbristas. Por el otro extremo, tenemos las que parecen informes técnicos: frías, largas y rutinarias. O también los reportajes de prensa amarillista: efectistas y escandalizantes…
- Y la tuya… ¿Cómo es?
- Como una crónica policial: Corta, concisa… y acabó en la comisaría…

Episodio 3.
Cansado de recibir cadenas de spam, decidí responder algunas de ellas con una historia tonta, para que el destinatario lo piense mejor antes de reenviarla. Así, pues la siguiente vez que recibí un correo diciéndome que Bill Gates regala no se cuántos dólares por cada amigo a quien reenvie la dichosa carta, respondí más o menos así:

"Sé que muchos de ustedes no me creen, pero yo gano dinero con estas cadenas. Solo tienes que inventar una historia interesante y enviarla como cadena. Recuerda que tienes que invitar a tus amigos a que las envíen a todos sus conocidos, y en la respuesta al correo te llegarán todas las direcciones a las que se reenvie el correo. Luego estas direcciones las pones en un archivo de direcciones de Outlook y las llevas al puesto 204 de Galerías Xxx. Allí te pagan S/. 0.50 por cada dirección de correo electrónico. Yo todas las semanas recibo un promedio de S/.250.00. Ellos pagan esta cantidad porque de allí sacan las direcciones para enviar spam. Yo soy el que ha inventado las cadenas de los almacenes XXX donde se dice que se agarran los céntimos para evitar impuestos, la cadena de las llamadas fantasmas de los celulares, y otras más. Esto no es ilegal, porque se consideran las direcciones como obtenidas de un sitio publico. Y les digo que esto es real. ¡Y tus amigos ni siquiera se enteran de que por tu culpa están recibiendo todo ese spam que les llega todos los días!"

Lamentablemente he subestimado la capacidad de credulidad de mis amigos. He recibido después cartas de agradecimiento como respuesta, por este “tan buen dato”. Pido disculpas a todos aquellos a quienes les ha llegado este correo.

Episodio 4.
- ¿Y ese celular?
- Ahh! Me lo acabo de comprar… Mira, este sí que tiene de todo, no como el que tenía antes… Tiene cámara de 10 megas con píxeles, zoom triple x, radio AM, FM y capta frecuencias de la policía también… Además tiene TV por cable y reproductor de video con sonido Dolby, se conecta a internet y puede escribir correos electrónicos y chatear en el mesenyer… ¡Es lo máximo, compadre, y lo ultimito de la tecnología!
- A ver, llámame desde tu celular para guardar tu número...
- No puedo, viejo... No le he cargado la tarjeta prepago…

Episodio 5
- Oiga, señor taxista… ¿Por dónde me lleva?
- No se asuste, joven, lo que pasa es que la calle más allá está cerrada… Pero no se preocupe… yo sé cómo llegar a donde usted me dice…
- Oiga, este camino está todo roto…
- Así está todo Lima, pues joven, es la forma que tiene el alcalde de hacernos a todos conocer Lima, obligándonos a evitar las avenidas grandes y pasear por las calles pequeñas que tienen su encanto escondido en sus jardines de geranios…
- Ah, Oiga, ¡Usted me ha salido medio poeta…!
- Medio no, joven… ¡Poeta completo! Yo soy el famoso Machado…
- ¡No me diga!
- Sí, pues, yo soy el que hice ese verso famoso que ahora se repite en toda Lima y que dice:
“Caminante, no hay camino,
Se hace camino al transitar
Al manejar se hace camino
Y al volver la vista atrás
Me despido de la pista
Que nunca se ha de volver a arreglar”

lunes, 16 de febrero de 2009

Disculpa de San Valentin



Amada Media Naranja,

Te escribo esta carta en vista de que no me estás contestando los emails, ni el celular, y cuando fui a tu casa me soltaste a Ringo, tu rottweiler el cual te dije varias veces que un día iba a morder a alguien si lo soltabas, sin imaginar que yo sería la víctima de mis propias predicciones, y que ha hecho que te esté escribiendo esta carta de pie, ya que no me puedo sentar hasta ahora.

Te escribo, como decía, para explicarte las cosas tal como sucedieron en ese fatídico, para mí, día de San Valentin. Trataré de ser imparcial, asumiendo mis culpas en lo que me toca, pero aclarando que en algunas de las cosas no he tenido responsabilidad alguna y que son, más bien jugadas del destino que se confabula en mi contra:

Reconozco que durante la semana no había hecho mayores planes para ese día tan especial. Mi idea era simplemente, pasar una velada romántica en mi casa. Pero la conversación que tuvimos en la mañana me indicó que sin lugar a dudas, tú esperabas "una noche memorable", según tus propias palabras. Debes comprender que cada vez que un hombre escucha una frase de ese tipo, piensa automáticamente en un copioso gasto de dinero y la compra de esos detalles que una mujer espera de un hombre, pero de los que el hombre en cuestión considera totalmente inútiles, hasta que la mujer le da a entender que de ellos depende su relación.

Apenas terminada nuestra charla telefónica, mi mente empezó a discurrir un plan de emergencia para poder cumplir con los requisitos mínimos de un día de San Valentín que te deje bien parada cuando te reúnas con tus amigas para comparar sus respectivas veladas (no lo niegues, sé que las mujeres hacen esas cosas). A eso de las 10 de la mañana mi plan estaba ya formado, y ya estaba listo para hacer las gestiones correspondientes, cuando mi jefe me convocó a su oficina para un trabajo urgente. "No quiero ver que te muevas de aquí hasta que todo esté listo" , fueron sus palabras.

Inmediatamente me puse a trabajar a todo vapor, no en la tarea asignada, sino en la forma en que iba a comprar todos los detalles y resevaciones para nuestra noche. Pero ya no podía moverme de la oficina, así que diseñé un plan para poder cumplir contigo, utilizando las ventajas tecnológicas del internet y los servicios de Cirilo, que es un practicante nuevo que es muy dispuesto para los encargos. El plan era que él saldría "a comprar útiles de oficina", y compraría todo lo necesario apara esa velada inolvidable. Lamentablemente, Cirilo acaba de llegar de su pueblo y no conoce las costumbres que tenemos aquí en la ciudad. Tal como me explicó más tarde, en su tierra el día de San Valentín lo celebran bailando y tomando chicha de jora, y a eso de las cinco de la tarde, las parejas salen "al monte a cortar leña". Cirilo no era, pues, la persona más idónea para los encargos amorosos, pero era lo que había y tenía que conformarme.

El problema era que aquí en la oficina hemos acostumbrado a Cirilo a que compre siempre lo más barato, práctica que es exactamente la que no se debe aplicar en tu caso. En consecuencia, después del almuerzo Cirilo regresó con un ramo de 4 flores de plástico, chocotejas de a sol, un peluche del hombre araña y un CD pirata con las bailaditas del verano. Te juro que lo que yo le había encargado era un ramo de rosas verdaderas, una caja de chocolates finos, un oso de peluche musical y la caja de CDs románticos que anuncia una cadena de tiendas. Lo peor es que ello le costó todo el dinero que yo le había dado. Los vendedores en fechas como estas tratan de ganar dinero para todo el año, y le echan la culpa de los precios a la recesión mundial, creo yo. Lo único que hubiera podido rescatarse de esas compras era el CD de tecnocumbias, pero la primera canción era una que se llama "Ojalá que te mueras" y no me pareció apropiado para la ocasión. Al final, y como habrás podido comprobar, ninguna de estas primeras compras llegó a tus manos, para que no me taches de amarrete, tal como estás haciendo actualmente.

Las gestiones vía internet tampoco dieron buen resultado. En los sitios más usuales de venta informaban que debido a la demanda, ya no daban servicio de delivery hasta la siguiente semana. Las reservaciones a los sitios de moda también estaban agotadas. Cualquiera diría que todo el mundo quiere celebrar hoy.

Para sorpresa mía, el trabajo que me encargaron lo terminé a buen tiempo, es decir, a las 8:30 de la noche. San Valentín tomó nota de la queja expresada en el post anterior y me hizo un milagro que me sirva. A la hora mencionada, salí como una tromba a comprar las flores, los chocolates, el peluche y a buscar un lugar donde pasar una velada romántica. A esa hora, la inflación en los precios de los artículos para San Valentín había alcanzado su punto máximo. Las rosas se habían acabado, pero pude conseguir una orquídea coquetona gracias a mis contactos en el mercado negro; encontré también algunos chocolates argentinos que se veían bastante bien;  y para poder darte un peluche tuve que disfrazar uno que había comprado para el cumpleaños de mi sobrina. Si te dijera lo que gasté en esas compras, enterraría totalmente ese absurdo concepto que tienes de mí como alguien escandalosamente roñoso. Para la música, decidí que sería romántico compartir los audífonos de mi MP3, cargado con mi mejor selección de canciones de amor. Como ves, hasta allí todo estaba, si no perfecto, al menos dentro de los estándares de aceptación tan altos que tú tienes. Así las cosas, salí a buscarte a eso de las 11 de la noche.

Fue a partir de ese momento en que todas las cosas que podía salir mal, salieron terribles. Pareciera que de ahí en adelante San Valentín se fue a otra parte y dejó a Murphy a cargo.
Te juro y rejuro por la memoria de mi madre (que no está muerta, sino que se acuerda de todas las que le he hecho en mi vida) que yo pensaba que tus negativas anteriores a que te traiga flores se debían a razones ideológicas, feministas, o ecologistas, créeme que lo último que pensaba era que eres alérgica al polen. De todas maneras, debo reconocer que admiro tu entereza al decidir proseguir con la velada a pesar de quedar casi ciega por la hinchazón de tus ojos y de tener la nariz hinchada y roja como un payaso. Recuerda también que no hice ningún comentario cuando me devolviste mi pañuelo en un estado indescriptible, a causa de la citada alergia.

Quiero que recuerdes también, que pagué el taxi sin hacer ningún gesto visible, a pesar de que el taxista me cobró como si yo le estuviera comprando el auto. Tú misma viste como pagaba tan elevada tarifa, y no podrás decir que soy un avaro descendiente de usureros judíos, como has estado haciendo después de ese día.

Una vez en el taxi, recuerda que para pasar el mal rato,  te propuse que abramos la caja de chocolates. Te he explicado cómo fue que compré los chocolates, y debes comprender que el riesgo de comprar en el mercado negro era que ocurra lo que ocurrió en ese momento: que los chocolates fueran en realidad jabón bañado con pintura. Y en cuanto a lo del peluche, sí, reconozco mi culpa al no quitarle la etiqueta que decía "Para mi sobrinita por sus 5 añitos". Soy consciente de que eso me hizo ver como un maldito sin corazón que le roba los regalos a los niños.

Te ruego, por favor, que recuerdes que al llegar al restaurante que elegí no hubo queja alguna de tu parte. El ambiente es tranquilo, la comida no estaba tan mal, la sangría estaba hecha con un vino bien corriente, es cierto, pero el detalle no nos incomodó en ese momento. Tampoco te importó mucho el que con la prisa, traje el MP3 sin baterías. A pesar de todo, estábamos pasando bien nuestra velada. Ya imaginaba yo cómo saldría airoso de las comparaciones con las veladas de tus otras amigas, cuando llegó la cuenta.

Te suplico, por lo que más quieras, que lo que pasó en ese momento no fue culpa mía. Te he explicado en esta carta cómo pasaron las cosas hasta ese momento, lo que gasté en los previos regalos y en esa misma noche. Además de eso, este mes he tenido varios gastos imprevistos, la recesión mundial también me ha afectado, has de saber. Y estaba completamente fuera de mis cálculos que justo en ese preciso instante mi tarjeta de crédito tocara fondo y no alcanzara para pagar el consumo, que estoy seguro que habías notado que era de un monto exagerado, incluso para estas fechas. Créeme, por la Virgen, que lo mejor que se me ocurrió en ese momento fue que tú te quedaras y que yo iría corriendo a mi casa por la tarjeta que tengo en mi casa para emergencias. No conté con que me demoraría tanto en econtrar un taxi que me llevara por la cantidad de dinero que me quedaba en el bolsillo (mas el dinero que te quedaba a tí también). 

Para asegurarme de que no hubieran más problemas, preferí sacar el dinero directamente del cajero automático y pagar la cuenta en efectivo. Fue allí cuando descubrí que no recordaba la clave de la tarjeta, lo que no debería ser extraño, ya que es una tarjeta sólo para emergencias. Tuve que llamar al banco después de que el cajero se quedara con mi tarjeta, donde me dijeron que solucionarían el problema con mucho gusto apenas abran los bancos el lunes siguiente. No me quedó sino regresar al restaurante, donde me enteré que el dueño del negocio, cansado de esperarme, había llamado a la policía, y te habían hecho lavar los platos, además de tomar en prenda tus aretes de perla, tu cartera de cuero importado y tus pulseras de plata. 

Cuando llegué, arreglé con el policía y con el dueño. Por lo menos considera que tuve el poder de convencimiento para que te devuelvan tus cosas. Grande fue mi sorpresa cuando, después de al fin arreglar con el dueño (en términos que no quisiera recordar) pregunté por tí y me indicaron que tú habías abandonado el lugar.

El resto, lo conozco solo parcialmente. Las pocas amigas tuyas con quienes he podido hablar, me dicen que tuviste que hacer no sé qué cosas vergonzosas para obtener dinero para el taxi de regreso a tu casa y que desde entonces, estás diciendo a todo el mundo que yo soy un amarrete de miércoles, y un tonto que no sabe tratar a las mujeres.

Ahora que te he explicado toda la historia, te ruego que me perdones y que me des otra oportunidad, ya que lo ocurrido esa noche es obra del destino, que yo no tuve que ver con la mayor parte de lo que pasó, y que soy, como tú, una victima en una cadena de infortunios.

A pesar de todo, te quiere y suplica tu perdón,

El Tonto de la Colina.

martes, 10 de febrero de 2009

Otras 50 canciones de amor


Hace un año, con ocasión del día de San Valentín (santo que hasta ahora no me hace un milagro decente, dicho sea de paso) publiqué un post con las 50 mejores canciones de amor, según mi humilde aunque autorizada opinión. En esa oportunidad me quedaron varias canciones fuera de la lista, que paso a incluir en esta segunda edición de la lista de las canciones para este año. Al igual que la vez anterior, van en estricto desorden analfabético, ya que de rankings tenemos suficientes al encender la radio:

Captain & Tenille – Love Will Keep us Together
Christina Rosenvinge – Tu Boca
The Beatles – For no one
Mecano – Naturaleza Muerta
Ana Belen & Chico Buarque – Mar y Luna
Eric Clapton – Wonderful Tonight
La Oreja de Van Gogh – La Playa
Queen – Who wants to live forever
The Beatles – Here, there, and Everywhere
Bryan Adams – Have you ever loved a Woman
Rolling Stones – Angie
The Platters – Only You
Peter Cetera – Glory of love
Coldplay – Moses
Katie Melua – Nine million bicycles
Sarah Bareilles – Love Song
Fleetwood Mac – You make loving fun
Alice Cooper – How you gonna see me now
Allman Brothers Band – Jessica
Andy Gibb – (Our Love) Don’t throw it all away
Carole King – Jazzman
Van Morrison – Moondance
Berlin – Take my breath away
Sting – The shape of my heart
Lisa Loeb – Do you sleep
Dido – Thank you
The Beatles – And I love her
Frank Sinatra – Fly me to the moon
Los Enanitos Verdes – Cada vez que digo adiós
Fernando Ubiergo – Concierto de amor
Joan Manuel Serrat – No hago otra cosa que pensar en ti
Luis Eduardo Aute – Ay de ti, Ay de mí
Miguel Bosé – Morena Mía
UB 40 – Homely Girl
Jack Johnson – Better Together
Ana Belén & Victor Manuel – Quiero abrazarte tanto
The Pretenders – Show me
Elton John – Blue Eyes
Shakira – Tú
Christina Rosenvinge – A Liar to Love
Joaquín Sabina – El Rocanrol de los Idiotas
Joan Manuel Serrat - Paraules d’amour
Presuntos implicados – Alma de Blues
Gal Costa – Desafinado
Cranberries – Linger
Fito Paez – 11 y 6
Silvio Rodríguez – Imagínate
Elis Regina – Chovendo na Roseira
Buddy Holly – Everyday
Stevie Wonder – I Just Called to say I Love you

miércoles, 4 de febrero de 2009

El santo de los tontos



Buscando en las interminables páginas del santoral, encontramos santos para todos los gustos, colores y sabores. Santos que murieron por las causas naturales de aquel entonces, es decir: quemados, colgados, apedreados, etc.
Hacer un mártir y un santo en aquellos tiempos era cosa más bien fácil, al parecer:
- Mi señor, hemos encontrado a este cristiano predicando en la plaza…
- A ver… Esta semana hemos matado cristianos a flechazos, hachazos, en la hoguera, descuartizado… ¿Qué nos toca hoy día? ¡Ah ya sé! ¡A este lo vamos a sancochar en aceite hirviendo!

Y la cristiandad tiene un nuevo mártir, que se convertirá en el patrono de los cocineros que hacen frituras. Así funcionaba la cosa. Cada santo está dedicado a una actividad comercial. Así tenemos al santo de los marinos, de los comerciantes, de los caminantes, de los médicos… Pero no teníamos un santo de los tontos, a pesar de que la cantidad de tontos que van al cielo es altísima, sobrepasando a las demás disciplinas profesionales. Eso hasta ahora en que la presión popular eleva a los altares al patrono de los Tontos. Con ustedes, la vida de San Pazguato, el santo de los tontos:

Pazguato nació en un pueblo pobre del sur de Italia. Era el hijo mayor de una familia acomodada que abandonó todas sus riquezas para hacerse ermitaño justo un mes antes de la muerte de su padre, lo que lo privó de la herencia, pero le ganó una fama de tonto que lo acompañó hasta el fin de sus días.
Así pues, vivía en el bosque, de donde salía una vez por semana a predicar y a hacer mercado, pues era una nulidad para las labores agrícolas. Allí se hizo conocido por intentar hacer milagros famosos, con suerte variada. Intentó convertir el agua en vino, pero la transformación no fue completa y los clientes del mercado casi lo linchan por culpa del vino aguado que terminaron tomando.
También intentó multiplicar los peces, pero este milagro fue boicoteado por los comerciantes para que el precio no baje. Está visto que un mercado no es el mejor sitio para predicar y hacer milagros. Se dedicó entonces a predicar en la plaza. Lamentablemente no tenía el don de la palabra de otros santos y era víctima de confusiones:

- Hermano, ¡Arrepiéntete!
- ¿Y cómo hago para arrepentirme?
- Escúchame… ¡Y te arrepentirás!

- Hermano mío, entrega tu vida y tus riquezas al Señor…
- ¡Auxilio, Policía, que me asaltan!

Por aquel tiempo, pasó por el pueblo Estólito, santo de gran fama, realizando milagros. Pazguato se dedicó entonces a curar a aquellos enfermos rechazados por Estólito. Su más famoso milagro en esta época fue curar a los estreñidos, prodigio realizado de manera tan fulminante que fue condenado por la comuna a limpiar la plaza de los efectos de tan milagrosa curación. Por presión del pueblo, se vió obligado a realizar su siguiente milagro, que fue precisamente curar a los diarreicos.
Despreciado, se quedó en su ermita en el bosque, donde predicaba a los animales, logrando la conversión de muchos de ellos. Aunque este milagro no fue considerado para los trámites de canonización, ya que no se pudo establecer que religión obedecían las palomas antes de su conversión.
Pazguato murió a una avanzada edad, después de realizar milagros tales como devolver el habla a la esposa del alcalde, con lo cual se ganó el odio eterno de este último. En venganza, el alcalde convirtió la ermita donde moraba en un sanatorio para locos, y rechazó todo pedido del pueblo para convertirlo en santo.
Precisamente en el sanatorio Pazguato de Poveria comenzó el culto a Pazguato, a cargo de los tontos injustamente encerrados en el sanatorio. Se sabe de varios milagros concedidos a los tontos encerrados en el sanatorio, y al igual que lo hizo en vida, se ganó la fama de conceder solamente los pedidos más tontos, aquellos milagros que los demás santos se rehusan a conceder. Se sabe, por ejemplo que hizo el milagro de cortar el agua a la hora en que bañaban a los locos del sanatorio, y de convertir el jugo del almuerzo en vino (al menos esto es lo que los locos declararon para explicar la misteriosa aparición de dicho licor dentro del sanatorio). Así hasta el día de hoy, en que es aceptado universalmente como el santo de los Tontos.

¿La Moraleja de la historia? Como todo tonto, Pazguato vivió una vida difícil, pero que al final se ve recompensada por el reconocimiento y la aceptación pública. Hasta la próxima.
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